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miércoles, 14 de febrero de 2007

Dinerocracia


La justicia
La realidad es que nuestra justicia no es para todos por igual. Quien tiene más dinero se puede comprar una justicia mejor, quien no tiene dinero se tiene que conformar con el abogado de turno. Me ha extrañado ver a un rosita, un progre, hace unos días tener la misma opinión que yo, así lo he visto en una de sus websites. Como el mismo creo que dijo: me gustaría ver en una estadística los resultados sobre los mismos delitos, para comprobar que quien tiene más dinero es más inocente. Todo el mundo lo tiene claro, pero parece que pocos quieren reconocerlo.

La democracia
La democracia morfológicamente significa poder del pueblo, pero eso dista mucho de la realidad. El poder del pueblo se reduce a escoger un dictador cada cuatro años. La élite dirigente pone límites a cualquier partido emergente para salir representado en cualquier parlamento, autofinancia desde el estado su propia publicidad, elige sus propios candidatos, pone su propia ley de partidos, declara lo que es legal e ilegal. Elige sus propios jueces (árbitros) y los dirigen (como hemos visto por ejemplo, desde el pp o PSOE, en el conflicto vasco).
Aunque el 99 por ciento del pueblo se manifestase en la calle contra una decisión de la clase dirigente no serviría de nada hasta las próximas elecciones, donde vuelve empezar el engranaje que hace que se perpetúe la misma clase dirigente. A esta clase dirigente, en parte la financiamos nosotros, pero mayoritariamente se financia ocultamente por los grandes capitales a través de las subvenciones anónimas.

Los sindicatos
Los sindicatos, teóricamente encargados de defender al trabajador, se han convertido en una empresa más de servicios. Nos ofrecen préstamos, vacaciones, apartamentos, seguros, planes de pensiones, etc pero de defender llos derechos del trabajador nada de nada. Sino cómo se entiende, que cada vez que firman rebajan los derechos del trabajador a cambio de nada.
Ellos son los responsables por ejemplo, UGT y CCOO, de haber firmado el convenio de trabajo temporal; ahora como hipócritas que son, lo critican desde sus múltiples websites y desde cualquier medio. La realidad es ésta, ellos son los autores y creadores del trabajo temporal, del trabajo precario.

La dinerocracia
Así vemos cómo los tres poderes de la democracia, los que teóricamente garantizan la libertad del ciudadano, así como los teóricos defensores del trabajador (los sindicatos) están en manos de los grandes capitales. Así pues, esto no es una democracia, sino una dinerocracia: el poder del dinero.

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